Liérganes, Pza. Marqués Valdecilla |
Este julio hizo calor incluso en Cantabria. Ni la costa ni los valles pasiegos escaparon a la implacable radiación. Quizás debamos empezar a aceptar que esto del cambio climático va en serio, lo de cambiar nuestros hábitos de consumo, nuestra forma de producir energia, y tener en cuenta que, mientras no se demuestre lo contrario, los recursos no son infinitos.
En la escala de inconvenientes, el menor de ellos seria dibujar bajo una buena sombra, cosa que en realidad se sabe de toda la vida. En esta primera estampa del cuidado pueblo de Liérganes es temprano, cuando las sombras aun son largas y algun vecino barre el trozo de calle frente a su portal.
En la siguiente me situé sobre unas escaleras. La inevitable hilera de coches entorpece algo la vista, pero me parece que forma parte de la realidad turística que es lícito reflejar.
Liérganes, Calle Juan Curtius |
Liérganes es un lugar agradecido para los artistas, donde hallas rincones preciosos, tanto nobles como humildes. La sombra del Puente Mayor con su leyenda del Hombre Pez me acogió mientras intentaba captar su magnificencia.
LIérganes, Puente Mayor |
Barrio Rubalcaba, Liérganes |
Río Miera |
En el Miera se pueden descubrir algunas zonas de baño que la canícula convierte en auténticos milagros.
Iglesia de S. Pedro ad Vincula, Liérganes. |
Bajo un sol de justícia, los feligreses acuden subiendo la cuesta que conduce a San Pedro ad Vincula. Mientras dibujo bajo un plátano le comento a unas esforzadas señoras que hoy ya habrán expiado todas sus faltas...
Catedral de Santander |
En la ciudad cuesta más encontrar lugares con sombra para sentarse a dibujar. La Pza. Asunción, delante de la Catedral de Santander, contiene árboles y unos bancos muy adecuados.
Iglesia de S. Martí de Tours, Bareyo, Bº Ajo |
Ahora bien, los dibujos no reflejan en absoluto lo que uno ve y pasea. Más bien deben entenderse como momentos de recogimiento en un fluido mucho más movido. Quiero agradecer a Lourdes, Gema y Diego -que regentan la posada El abuelo de la cachava- el trato atento, su conocimiento sobre Cantabria, sus tartas exquisitas y -last but not least- sus consejos gastronómicos sobre dónde caer rendido.
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