Aunque son ya muchos años de trabajar allí, no se puede negar que Montcada i Reixac salió feíta en el reparto de atributos que los dioses concedieron a los municipios. Al lado de Barcelona, atravesada por el río Ripoll y el Besós, la gran ciudad impone su ley y no duda en multiplicar las arterias en ese cuello de botella.
Pilastras de la autopista C-33 al paso por Montcada |
El río Ripoll al paso por Montcada |
La C-33 la sobrevuela, la C-17 la corta, la N-150 la rodea, la C-58, en plena expansión en dos niveles, se abre paso a codazos, las tres líneas de tren la dividen, el túnel del AVE la perfora...
El conjunto C-33, puente de la línea férrea de Vic, C-17 a la derecha, todo sobre el río Ripoll (dos hojas de cuaderno) |
Su estructura urbanística es como de patas de araña, con unos núcleos que no se acaban de encontrar entre sí, y muchos polígonos industriales...
A pesar de todo, me miro con buenos ojos a Montcada, y me inspira estos dibujos hechos a contracorriente este otoño de 2011, entre turnos de trabajo, donde he dejado para otra ocasión rescatar rincones tiernos y he preferido alucinar con la belleza del cemento feo...
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No es la primera vez que eso me motiva. Como muestra este acrílico que hice en 2004 que titulé “dansa dels camins a Montcada”, una pintura sobre tabla con mucha arena y marmolina...![]() |
Dansa dels camins a Montcada (2004) |